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sábado, 9 de junio de 2012

Todo tiene un precio

Sin importar lo que hagas, para lograr lo que gustes habrá que pagar un precio. A veces tendrás que sacrificar horas de sueño, a veces reuniones con los amigos o la familia. También habrá que pagar con momentos de mucha tristeza y soledad. Deberás aprovechar más tu tiempo, no perderlo tanto en videojuegos ó simplemente en no hacer nada. En varias ocasiones será necesario soportar la frialdad de la gente que pasa indiferente al lado tuyo. También de vez en cuando tendrás que poner a prueba los límites de tus miedos y enfrentarlos.

Y si no hay un precio, entonces hay un riesgo. El riesgo de que no veas a tu familia por un tiempo, ó que un ser querido se vaya estando tú lejos. De que envejezcas un poco más rápido por el hecho de desgastarte físicamente en lo que buscas. Ó que tu novia decida seguir su camino sin ti al cansarse de esperar tu regreso. Al final pagarás algo para llegar a tu objetivo.

Después de pensar ésto que acabo de escribir por algunos días, llegué a la conclusión de que es inevitable porque así es la vida y porque al final creo que también es justo. Lo veo como una manera de mantener un equilibrio en la Naturaleza.

Asimismo, creo también que la satisfacción de lograr lo que querías vale la pena. Tienes que jugar tus mejores cartas y no esperar hasta la última partida, porque, aparte de todo, la casa puede terminar tu juego en el momento que lo desee y ni siquiera darte la oportunidad de intentarlo. La casa nunca pierde, podrás lograr empatarla, pero nunca ganarle.






viernes, 1 de junio de 2012

Niño afro

Nota: Esta historia sucedió en África.

El niño afro desde siempre fue un mocoso considerado súper inteligente. En la escuela toda la primaria y secundaria fue el número uno. Destacaba mucho en los deportes también, sobre todo en atletismo. Era toda una estrella y un orgullo para el colegiucho. Vivía de forma holgada y tenía mayor preocupación que el enfocarse a sus estudios.

Si bien es cierto que no era tonto, en realidad no era tan listo como se decía, vamos, que era un sujeto promedio bien disfrazado. Es menester decir que su madre estaba detrás de él casi todo el tiempo hasta el punto de ser un poco insoportable por lo mismo. Y paséabase por el colegio todos los días para saber las tareas que le encargaban a su hijo, sus deberes y demás chucherías. En todo estaba la mujer.

Llegó el tiempo en que niño afro terminó la secundaria y era hora de irse a la preparatoria más reconocida del pueblo (cuyo nombre es Kenya). En esos años se acostumbraba otorgar una sola beca de excelencia al mejor alumno del último año de secundaria. El colegio de niño Afro y su madre lucharon fervientemente porque la beca le fuera otorgada a su hijo. Había otro mocoso que también estaba solicitando la beca. Era un muchacho libanés que estudiaba en la misma escuela que niño Afro.

Ambos eran parecidos pero habían dos diferencias entre ellos. La primera era que el muchacho libanés realmente necesitaba la beca para poder continuar porque era refugiado y huérfano desde los 6 años; él pagaba sus estudios. Y la segunda era que el joven libanés tenía una décima menos de promedio que niño Afro.

La reconocida preparatoria al final otorgó la beca a niño Afro debido a las presiones del director del colegiucho que éste sufría por parte de la madre del morro. Afortunadamente para el muchacho libanés y después de mucho analizar su caso, la misma institución decidió darle una oportunidad con una beca de casi el 80%, una cantidad que el libanés podría arreglárselas para pagar.

La beca de excelencia tenía entre sus condiciones el mantener el promedio arriba de 90 todos los semestres so pena de ser deshonrosamente removida.

Niño Afro sólo fue capaz de mantener dicho promedio durante el primer semestre. Para el comienzo del segundo ya la tenía condicionada. Nadie sabie si se le removió al final pero era lo más lógico. Total, niño Afro quedó expuesto como lo que realmente era, sin poder resguardarse en su madre.

Y con respecto al muchacho libanés. Logró terminar la preparatoria con mención honorífica. Juntó dinero para regresar a Líbano y se marchó sin que nadie sepa hasta el día de hoy qué fue de él.