Vistas de página en total

sábado, 16 de febrero de 2013

Primer capitulo de Viva Le Punk!

Hola a todos!

Espero que estén muy bien! Lamento no haber escrito cartas perdidas la semana pasada ni ésta que acaba de pasar, pero es que había estado trabajando en un proyecto que siempre quise hacer, al menos el primer capítulo. De hecho, el propósito de este blog siempre había sido ése: hacer una historia en flash contada y hecha por mí al 100%. La única desventaja es que se consume tiempo a lo loco y ahorita ya no dispongo de tanto como antes.

Esta idea llevo mucho tiempo desárrollandola, y cuando empecé finalmente hace un año a trabajar en ella, pasaron muchísimas cosas en mi vida (cambio de trabajo, luego renunciar, cambiar de país, empezar la maestría, etc.) El caso que siempre me quedé con la intención y mal sabor de boca de que mi proyecto se quedó inconcluso, bueno o malo, tenía que terminar lo que había empezado tiempo atrás.

Bueno, para no hacer mi historia más larga, sólo quería mostrarles el trabajo finalizado del primer episodio de Viva Le Punk  =)



sábado, 2 de febrero de 2013

Carta perdida No.5 - Sólo me observaban

¡Hola XXXXXX!


¡Amigo mío! ¿Cómo has estado? ¿Sigues viviendo en XXXXXXXX? Prometo ir a visitarte pronto.

Yo ando terminando los preparativos de mi boda. Déjame contarte cómo se han venido dando las cosas. Ya ves que mi prometida es de la India. Así que hace un mes vino su familia desde allá para conocernos y pedir su mano formalmente. Era más fácil que ellos vinieran por razones que no vale la pena mencionar en esta carta.

Después de mucho discutir sobre el lugar para comer, decidimos ir a un restaurante de comida coreana. La verdad nunca había ido pero siempre me lo habían recomendado. Así que fuimos ahí con la mejor de las disposiciones.

Una vez sentados a la mesa, me dí cuenta que ni los padres de Elizabeth ni su hermana apartaban su mirada de mí. Me observaban fijamente y no pronunciaban palabra alguna, al punto de la incomodidad.

Te reirías de mí si hubieras visto lo nervioso que estaba. Mis manos temblaban (por lo mismo no quería ni tomar mi bebida), mis palabras se entrecortaban de repente y, nuevamente te digo, ellos no decían nada. Sólo me observaban. Y cuando yo intentaba hacer plática, contestaban monosílabos.

Para colmo de mis males, yo no sabía que la comida coreana era tan condimentada. Ellos no tuvieron problema; pero yo, al ser de estómago más sensible, empecé a resentir cada bocado. ¿Pero qué podía hacer en esos momentos? Por dentro me estaba muriendo pero por fuera lo simulé lo más que pude.

Las cosas comenzaron a mejorar cuando empecé a hablar de Elizabeth y sobre mi petición de hacerla mi esposa. Los señores, con aire altivo, contestaron secamente que estaban de acuerdo, y nada más. Ni el brindis pudo hacer más amena la cena.

En fin, después le pregunté a Elizabeth qué pensaban sus padres de mí. Ella me dijo que pensaban que yo era un tipo demasiado callado y un poco nervioso. ¿¡Puedes creerlo!? Todo ese día estuve molesto pensando en sus palabras. Creo que el abismo cultural jamás me ayudará a comprenderlos.

Bueno, sólo era para contarte un poco. ¡Espero tener noticias tuyas pronto! ¡Un abrazo!


V.Q.