Vistas de página en total

sábado, 29 de agosto de 2015

Viento



Todos estos días te he estado recordando. A veces apareces en mis sueños e incluso puedo hablar contigo, aunque sean unas cuantas palabras nada más. Sigo sin creer nada de lo que ha pasado. Mi mente sólo alcanza a decirme que te fuiste a otro país y que estás tomando un café al aire libre, disfrutando del buen clima.

Cuando la resignación me invade, pienso entonces que te convertiste en viento, que recorres los campos, pasas a través de los árboles y llegas  de forma intempestiva a saludarme. Después te retiras a jugar con los colibrís. Los observas con el mismo gusto de cuando estabas aquí y luego los llevas hacia nuevas rutas, nuevos caminos. Caminos que no puedo recorrer todavía.

Han sido días raros y tristes. Te hemos extrañado muchísimo y deseamos que las cosas fueran diferentes. Yo sólo pido un día más para agradecerte todo y despedirte como se despide a alguien que está por subirse a un tren, desearte buen viaje y que no nos olvides.

Y como nada de ésto se puede hacer, sólo puedo ponerme a recordar todo lo vivido. Todos esos momentos que guardo con mucho cariño ahora forman parte de mí.

Lo que en mi vida pueda lograr, lo haré por ti, y también será posible gracias a lo que nos enseñaste. Por ti seré un patriarca, un hombre de bien, alguien a quien la gente respete por quien es, y no por miedo u obligación.

Algún día seré capaz de lograrlo. Pero por favor, no dejes de saludarme.