Vistas de página en total

viernes, 11 de enero de 2013

Carta perdida No.2 - Y no vuelvas

 23/mayo/19XX




Hijo mío,

Estos días han sido realmente difíciles. Hace unos días que se murmura que el general Serrato dará un golpe de Estado, y si eso sucede, todos nosotros estaremos en peligro. Ya sabes que detesta a toda la gente proveniente de Aldiena y muy probablemente nos usará como chivos expiatorios para ganarse el apoyo de la mayoría.

Tu madre sigue muy enferma. A diario murmura tu nombre y trato de decirle que estás bien. Ella sólo sonríe y vuelve a su letargo. Como hace desde hace un mes que ya no puede caminar, vamos a refugiarnos no muy lejos de aquí. Con algo de suerte, nos conseguirán pasaportes falsos y podremos escapar al país de las montañas. No te preocupes por nosotros, pasará lo que tenga que pasar...

A tu amigo J.Y., ya no lo he vuelto a ver. No estamos seguros qué se hizo de él. Su casa se incendió la semana pasada sin motivo aparente y nadie sabe dónde se encuentra. Espero haya podido escapar. La última vez que nos saludó, estaba muy nervioso y actuaba de manera muy rara, como si estuviera siendo observado. ¿Tú crees que pudiera traicionarnos? 

Todos te extrañamos muchísimo. Espero que puedas recibir esta carta antes de que las líneas de correo sean interceptadas. Yo soy quien más quisiera verte,  pero con todo mi pesar lo único que te puedo decir es que huyas más lejos y no vuelvas. Regresar sólo te pondrá en peligro, y a todos nosotros también...

Si no vuelves a recibir ninguna carta de nosotros, te mando mi bendición y todo mi cariño. Siempre he estado orgulloso de ti. Nunca lo olvides.


C.S.

viernes, 4 de enero de 2013

Carta perdida No.1 - Ya no les creo

 21 de septiembre de 20XX



Buenas tardes Padre Arnoldo,


No sé si se acuerde de mí. Yo lo conozco desde hace más de 15 años, cuando usted era sólo un joven que apenas estaba decidiendo su vocación por el sacerdocio. Yo soy un padre de familia que fue un fiel seguidor a su instutición y a sus mandamientos.

Quería comentarle mediante esta carta que he decidido dejar de inculcar a mis hijos todo lo que su comunidad predica como la más absoluta verdad. Mucho tiempo pensé que ustedes eran guías para la salvación de nuestras almas pero con paso de los años el desencanto acompañado del sentido común me han hecho llegar a esta conclusión: ya no les creo.

Ni a usted ni a ninguno que quiera ponerse de intermediario entre lo humano y lo divino. Qué fácil fue suprimir de la noche a la mañana el limbo y qué fácil será que nos digan otra cosa similar como si ustedes se hubieran muerto y regresado con noticias del otro lado. No dudo que hay un Dios o un primer motor de todas las cosas, pero no necesito sus doctrinas retrógradas para llegar a ese razonamiento.

Aún recuerdo cuando nos enviaron a comunidades pobres (realmente pobres) para tocar de puerta en puerta, pidiendo a la gente que rezaran para la canonización del santo que ustedes tienen por bandera, cuya santidad y enriquecimiento con la fe me han parecido la misma cosa. La gente no sabía qué iba a comer mañana y ustedes (cabrones), todavía tenían los pantalones para pedirles que rezaran por una persona que finalmente alcanzó la "santidad" en tiempo récord ¿Cómo fue posible? ¿Cuánto dinero se recaudó en ese tiempo? Me parece un insulto a la inteligencia... Ya no les creo.

Con qué cinismo nos piden hacer votos de pobreza cuando el Estado que ustedes poseen es de los más ricos del mundo. Todos los días, comen y beben como reyes desde la cuna hasta la mortaja. Usan ropa de diseñador, no declaran impuestos, y aún así, nos piden que nosotros nos portemos diferente. Ya no les creo.

De los abusos sexuales y del silencio inmundo que existe en su "institución", todo está demasiado claro y turbio al mismo tiempo.

Nunca más les pediré consejos matrimoniales cuando su institución rebaja a la mujer a un punto en el que ni siquiera se le permite ejercer el sacerdocio. ¿Dónde está la igualdad para ustedes? 

A modo de reflexión, si es que todavía sigue leyendo el resto de la carta, sólo quiero terminar diciendo que qué fácil es engañar a la gente con la religión y aprovecharse de la buena voluntad de la misma. Distorsionan la imagen de Dios para su beneficio.

Yo, por el momento sólo le diré que acaba de perder a uno de sus adeptos. La religión me ha dejado de parecer divina, es sólo humana para mí. Hasta nunca.


R.M.

Las Cartas Perdidas - Introducción

No hace mucho tiempo, en una vieja casa del centro de la ciudad, unos hombres que daban mantenimiento al inmueble encontraron varias maletas llenas de cartas viejas. La cantidad era tal, que parecía que el antiguo dueño de los velices hubiera robado un cargamento del servicio postal. Un dato impactante de este descubrimiento es que el remitente (obligatorio desde hace más de 80 años por el correo de nuestro país) de todas y cada una de ellas estaba en blanco. Por lo que sería necesario abrirlas para saber quién las enviaba.

¿Qué hacían ahí? ¿Cuál era el interés de la persona que las guardó? La noticia contagió rápidamente a toda la gente de XXXXXXX, Y fueron muchos curiosos a ver el hallazgo, muchos se entretenían con todos los diseños de los sobres. Otros trataban de reconocer el destinatario sin mucho éxito. Pasaban los meses y la gente no perdía el interés en el acontecimiento.

Finalmente, el alcalde dio la orden de que cualquier persona era libre de tomar la carta que gustara, siempre y cuando la leyera en voz alta en el zócalo de la ciudad. Para tal efecto, ya se habían instalado un micrófono y bocinas para todo aquel que quisiera escuchar algo que nunca llegó a su destino.

Fueron muchas personas las que tomaban una carta y pasaban a leerla enfrente de un público silencioso y atento (incluido yo por supuesto). Cada vez que tuve la oportunidad, tomaba lápiz y pluma y escribía a toda prisa las cartas que se escuchaban claramente en las tardes del centro, tratando de recopilarlas y algún día publicarlas, por si algún destinatario perdido llegaba a leerlas.

Sin más préambulo, les presento la colección De Las Cartas Perdidas.    

martes, 1 de enero de 2013

En la mente de un loco

Y ahí estaba yo, y para mi sorpresa no había nadie a mi alrededor, ni siquiera el eco de mis gritos podría acompañarme. No había ni norte ni sur, todo era un espacio infinito color blanco y solo estaba yo.
Lo único que podía escuchar eran mis pensamientos en voz alta.
En este lugar no tenia miedo de nada. Podía pensar claramente sin nada que estorbara a mis ideas. No estaba seguro, pero creo que ese lugar era un espacio en mi mente. Allá donde nadie mas podía entrar.

Lo mas extraño de esto es que lo puedo visualizar a ratos, y me puedo ver a mi mismo, sentado, de piernas cruzadas y con los ojos cerrados. Cada vez que siento miedo, trato de buscar ese lugar entre mis pensamientos, y vaya que me ha servido, pues ahi encuentro una paz absoluta.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Las cartas perdidas - Les lettres perdues

Hola a todos,

Espero que se encuentren bien =) No he tenido tiempo de escribir porque he andado viajando un poco. Y he estado disfrutando un poco el tiempo con la familia, aparte de que la genial flojera de Navidad y Año Nuevo se apoderan de uno.

En fin, este post es solamente para desearles felices fiestas y decirles que si bien es cierto que los tiempos que vienen estarán más pesados, quiero iniciar una pequeña serie de pequeños relatos llamadas Las Cartas Perdidas. Publicaré el primero de ellos el próximo viernes. Así que si hay alguien que lea ésto, pos ya.

Hasta el viernes
------------------------------------------------------------------------

Salut mes amis,

J'espère vous êtes bien =) Je n'ai pas eu de temps d'écrire car j'étais en train de voyager un peu. Et j'etais aussi en train de profiter un peu le temps avec la famille, de plus que la flemme geniale de Noël et Nouvelle Année prend le controlle de moi.

Bon, ce post est uniquement pour vous souhaiter de bonnes fêtes et vous dire que bien que les temps que viennent seront plus difficiles, je veux commencer une petite série d'histoires appellées "Les Lettres Perdues". Je vais publier le premier d'eux le vendredi prochain. Donc, s'il y a quelqu'un qui lit ça, voilà.

A+ mes frères. 

viernes, 21 de diciembre de 2012

El viejo coronel


Ese viejo que veis en la esquina, y que pasa sus días mirando la ventana, ya no habla con nadie desde años. Siempre esta vestido con su antiguo uniforme de la armada. Lleva tanto tiempo en este asilo que no hay quien recuerde ni cuándo ni quién lo trajo.

Cubre su cabeza con una capucha no por frío sino por vergüenza, aunque no se sepa a ciencia cierta la razón de ésta. Su mirada ya no refleja nada. Al mirarle te queda claro que sus sueños se terminaron pero nadie supo en que momento sucedió eso.

De vez en cuando voltea hacia el vacío, como si por su mente pasara algo muy difícil de olvidar, y luego le da por hacer gesto de llanto, pero no llora. Solo se queda pausado unos segundos y vuelve a mirar la ventana.

Sus manos, ya débiles y temblorosas por el tiempo que ha pasado, siempre se encuentran guardadas en sus bolsillos. De vez en cuando se pone de pie, toma su bastón y da un breve paseo por el lugar. Siempre callado, siempre triste...

¿Qué habrá vivido...?


domingo, 16 de diciembre de 2012

La historia del espadachín

Me gusta pensar que mi vida es la historia de un espadachín que viaja a lugares lejanos a aprender nuevas técnicas. Un cuento sobre un guerrero que dejó muchas cosas porque recibió una llamada del destino, una llamada que no se puede ignorar porque, de no haberlo hecho, el futuro se volvería caótico no sólo para él, sino para toda la gente que él quiere y aprecia.

Me gusta pensar que, estando ya en el viaje y cuando las cosas no salen bien, el espadachín simplemente sonríe y sabe que todo es parte del viaje, que todo lo bueno y lo malo al final producirán algo bueno, todo al final es aprendizaje.

En su camino encontrará a mucha gente interesante, tanto gente horrible, como bellas doncellas. Pero él sabe también que la gran mayoría de esas personas, tristemente, sólo las verá una sola vez en su vida. Nuevamente, consciente de todo eso y de que no puede cambiar esta situación, el espadachín sólo sonríe y sigue su camino.