Vistas de página en total

domingo, 12 de febrero de 2012

Mañana un día nuevo será, talvez yo no esté aquí (8)

Aquella mañana te levantaste con el semblante un poco triste. La mirada un poco ausente también. Durante el desayuno no dijiste nada, todo era silencio, ni una sola palabra. Esa mañana no eras tú mismo. Algo distinto se te notaba. En el momento que hiciste decir algo empezó uno de los días que jamás olvidará este ingenierillo.

Yo no supe nada de ésto porque me encontraba trabajando. Me enteré poco antes del mediodía con un mensaje que hizo que el corazón me diera un sobresalto. Lo terrible de mi situación es que yo estaba a mínimo 40 minutos de distancia en carro. No sabía qué hacer y las ansias me mataban. Mandé un mensaje de vuelta para saber un poco más. La respuesta sólo fue: "No te asustes, nos vemos cuando regreses".

La espera para que la jornada terminara fue larga y tortuosa. Mi mente no dejó de dar vueltas durante ese tiempo. Apenas dieron las 5:30 me marché lo más pronto posible a la casa. Tú no estabas ahí. Te habían llevado al hospital poco después del desayuno. Mientras tanto, finalmente me enteré de cómo estuvo todo: En el desayuno quisiste realmente expresarte y te desvaneciste. Extrañabas muchísimo a un ser querido que acababa de partir pero nunca nos lo dijiste. Fue una mezcla de mucho dolor, mucha tristeza y mucho cansancio.

Pasaron unos minutos y me dirigí adonde estabas. Al llegar a la entrada, me dijeron que no podía pasar porque ya había alguien contigo. Después de mucho discutir y hacerle ver mi urgencia, el guardia finalmente me dejó pasar. Finalmente cuando te vi, estabas dormido. Diez minutos después despertaste. No entendías por qué estabas ahí y me preguntabas varias veces que si ya nos íbamos. Yo contesté a cada una de tus preguntas y te dije que debíamos esperar un poco más. Asentiste con la cabeza y volviste a preguntarme lo mismo varias veces. Comencé a llorar, creo que yo tampoco entendía nada. La noche anterior te pedí la bendición para irme a dormir, y hoy te veía en una cama de hospital, con una bata y agujas en las muñecas.

Hablé con el doctor y me dijo que había que hacerte unos estudios. Fuimos a otra clínica en ambulancia, poco a poco empezaste a recordar varias cosas, menos el desayuno gracias a Dios. Pasé una parte de la noche contigo, tratando de mantener tu mente alerta, de mantenerte contento y tratando de hacer chistes para ver tu sonrisa. Más noche me relevaron. Al día siguiente, después del estudio, te dieron de alta sin ningún medicamento. Todo había salido bien. Igualmente, me enteré por mensajes desde el trabajo.

Yo no sé cuánto tiempo más seguirás conmigo. Sé que un día tendrás que irte y nos tendremos que despedir, pero hay tantas cosas que agradecerte, tanto que contarte, tantos abrazos que pedirte, tantas buenas noches y buenos días que decirnos. No estoy preparado para ese momento. Creo que nadie lo está. Hoy me siento sumamente agradecido de que estés aquí. Esta noche ya tuve tu bendición y también te he dicho lo mucho te quiero.

1 comentario:

  1. Pff me gusta mucho la forma de expresarte y hacer que el que lee esto pueda sentir cada una de las palabras aqui escritas, en verdad muchisimo gusto de que sepas expresar esos sentimientos y sobreetodo que los demuestres, uno nunca sabe no que pasara en el instante siguiente es por eso que las cosas se deben hacer en vida hermano en vida. Un placer conocerte carnal y orgullosisimo de ti!!!

    ResponderEliminar