Ayer puse una canción que me recordó a ti. Hacía años que no la oía, pero la música y el cerrar los ojos me fueron llevando poco a poco a retroceder los años, a cuando te conocí. En esa época yo tenía otras ideas, otros planes, otros miedos y otros ideales. Todo era tan nuevo, todo era tan puro.
Me sorprendía tu manera de dibujar, la forma en que podías visualizar y entender las cosas tan fácilmente, cómo te expresabas, y sobre todo, tu perfume. Intenté competir contigo, y al no tener capacidad como la tuya, quise ser tu amigo. No eras como las demás. Tenías algo, quizás tu mirar y pensar lo que me hicieron no pocos días suspirar.
Tres años compartí tu amistad. Muchos días te ví feliz, otros también te ví triste. La pasé genial, no te voy a engañar, disfruté por igual lo bueno y lo malo que pasé contigo. Pero después el tiempo nos hizo tomar caminos diferentes. Y poco a poco los dos nos dejamos de conocer, y parece que nos dejó de importar.
Aprendí muchas cosas de ti. No sé si fue mutuo. Al final tú ya no quisiste ser mi amiga. O eso fue lo que entendí.
La canción terminó, no nos volveremos a ver, supongo que así es la vida, pero sería genial que los veranos se repitieran de vez en cuando...
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